Este texto fue presentado en
el Seminario "Mujer y Renta Básica", organizado por Baladre y celebrado
en La Coma (València), los días 1, 2, 3 y 4 de noviembre del
2001
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0. A
modo de introducción, unas primeras reflexiones
Hace mucho tiempo que deseo estudiar la liberación del género humano y, con especial énfasis, todos aquellos temas relacionados con la liberación de la mujer: trabajo doméstico (hogar) y trabajo asalariado (fábrica); subjetividad, sexualidad y maternidad; racismo, etnicismo y nacionalismo, opresión legal, cultural y moral; patriarcado y matriarcado; roles y reproducción social; poder, jerarquía y autoridad; feminismo y revolución, las interpretaciones marxistas y no marxistas sobre la lucha de clases y la de género; etc. Hasta ahora, el estudio y desarrollo de los conceptos, las teorías, y los argumentos indispensables para legitimar la propuesta de la RB han estado ocupando mi tiempo, han tenido preferencia. Incluso en este seminario, en el que se manifiesta la riqueza de la transversalidad de la RB, mi primera aproximación al tema consistirá más en demostrar que papel puede jugar la RB en la liberación de la mujer que en el tema de género. Esto no quita para que no introduzca unas pequeñas reflexiones sobre la cuestión de la mujer.
Supongo que somos bastantes personas las que pensamos que la mujer está sometida a un doble dominio: de clase y de género. Un doble dominio que consideramos injusto, porque el capitalismo les impide el libre desarrollo de sus capacidades creativas y productivas, y las condiciona a las reproductoras y a producir plusvalor cuando las emplea como mano de obra asalariada. Claro que, en este sentido, el sistema también es injusto con los hombres, ya que como personas, están igualmente condicionados por las mismas limitaciones que sufren las mujeres: producir y reproducir para el capitalismo.
Que el sistema capitalista1 domina a todas las
mujeres y explota a aquellas que emplea, no es una afirmación que
presente muchas dudas; tampoco presenta mayores problemas el aceptar que
los hombres que trabajan son igualmente explotados por el sistema; es decir,
parece que los temas sobre la relaciones de clase son más evidentes,
y por tanto, más ampliamente aceptados. Sin embargo, en las relaciones
de género, en las relaciones que se establecen a nivel personal, y
habitualmente dentro del ámbito familiar, donde el hombre en calidad
de marido ejerce un dominio sobre la mujer, la sociedad capitalista es bastante
más reacia a aceptar la existencia de un poder masculino; un poder
que es injusto porque se erige sobre sí mismo, sin ninguna legitimación,
y ejercido de manera prepotente.
Por tanto, se necesita una doble reflexión: una sobre el rol de
la familia dentro de la sociedad de clases como es el capitalismo, y donde
se produce y reproduce la mercancía fuerza de trabajo que ha de ser
explotada, y otra sobre la función de la familia como ámbito
que genera y perpetua la opresión de la mujer. Ambas esferas están
conectadas con la sociedad, en cuyos sectores vuelve a reproducirse estas
relaciones de explotación y dominio.
¿Clase o género?: clase y género
Sin embargo, dentro del movimiento feminista y otros movimientos sociales, es frecuente encontrar interpretaciones de este doble dominio en las cuales unas aparecen dando prioridad al género contra la clase, y otras a la clase contra el género. En el primer caso se reclama "la necesidad de una teoría feminista que examine y explique el fundamento material de la opresión social de la mujer, esto es, la explotación de su trabajo dentro del modo de producción doméstico".2 O la acusación de que el Marxismo jamás ha reconocido la opresión de las mujeres como género, sino como mujeres trabajadoras. En el segundo se de prioridad a la lucha de clases: se dice que la emancipación de las mujeres de la esclavitud del trabajo doméstico y del dominio masculino vendrá con la desaparición del modo de producción capitalista y la instauración de la sociedad socialista.
En otro trabajo ya hemos explicado la necesidad de
desarrollar una lectura que articule ambas interpretaciones,3 ya que estas
expresiones del poder están íntimamente relacionadas con el
modo de producción capitalista, sistema dominante en el tipo de sociedad
que actualmente vivimos. Veamos algunos argumentos.
Dominio de género
"¡Querer abolir la familia!. ¿Sobre que
bases descansa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el
lucro privado. La familia plenamente desarrollada no existe más que
para la burguesía; pero encuentra su complemento en la supresión
forzosa de toda familia para el proletariado y la prostitución pública...
Las declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre
los dulces lazos que unen a los padres con los hijos, resultan mas repugnantes
a medida que la gran industria destruye todo vínculo de familia para
el proletario y transforma a los niños en simples artículos
de comercio, en simples instrumentos de trabajo... Para el burgués,
su mujer no es otra cosa que un instrumento de producción.... Nuestros
burgueses, no satisfechos con tener a su disposición las mujeres
y las hijas de sus obreros, sin hablar de la prostitución oficial,
encuentran un placer singular en seducir mutuamente a sus esposas... El
matrimonio burgués es la comunidad de las esposas; con la abolición
de las relaciones de producción capitalista desaparecerá la
comunidad de las mujeres que de ellas se deriva, es decir, la prostitución
oficial y no oficial".4
El maltrato de las mujeres, especialmente en el ámbito
familiar, es evidente. Solamente este año, en lo que va de "enero
a septiembre, 34 mujeres han perdido la vida a manos de su pareja".5 La cifra de
toda clase de maltratos, físicos y psicológicos, va en aumento,
especialmente porque ahora muchas más mujeres se atreven a presentarse
a denunciar estos abusos. Desde 1997, los casos denunciados por violencia
doméstica han pasado de 17.587 a 22.407 en el 2000; y la media de
víctimas mortales ha pasado de 33 a las 40 anuales.
Explotación de clase
"En todo tipo de trabajo, el salario del obrero ha de
reducirse a lo que necesita para procurarse la subsistencia... El valor
del jornal medio se determina por lo que el obrero necesita para vivir,
trabajar y procrear... El obrero no recibe el salario correspondiente si
este no llega para mantener a su familia...".6 Marx continúa señalando
más causas; por ejemplo, "en la medida que la maquinaria hace prescindible
la fuerza muscular, se convierte en un medio para emplear obreros de escasa
fuerza física, pero de miembros más ágiles". Por consiguiente:
Fuerza de trabajo, salario, familia, subsistencia,
reproducción de la fuerza de trabajo, medios de producción,
capitalismo, clases sociales, son categorías que forman parte de
un proceso que contiene muchas de las claves sobre las que necesitamos reflexionar
para entender la explotación de clase y el dominio de género.
Contra este doble dominio, hemos de establecer que papel puede jugar la RB
en la lucha por la liberación de la mujer, sin olvidar tampoco la
liberación del hombre: después de todo, queremos recalcar
que "el libre desarrollo de cada uno será la condición
del libre desarrollo de todos".7
1. La Renta Básica
Para el lector no familiarizado con la Renta Básica (RB) quizá sea conveniente introducirlo brevemente en el tema.8 La RB es un concepto muy sencillo, que consiste en el derecho que tiene cada ciudadano/a a percibir una cantidad periódica para cubrir sus necesidades materiales, sin ninguna condición que lo limite. Es decir, únicamente por el mero hecho de nacer, por la singular razón de existir, la sociedad está obligada9 a proporcionar a cada ser humano los medios materiales que garanticen el bienestar social que necesita para sobrevivir con dignidad. Este derecho se adquiere:
Objetivos que se persiguen
Son muchos, aunque en este trabajo solo citaremos algunos.
La ventaja principal de la RB en su versión de modelo fuerte10 reside en la seguridad
económica que proporciona a cada ciudadano/a el saberse acreedor a
una renta que garantice que sus necesidades materiales más elementales
queden cubiertas permanentemente. Y que ésta le es debida por un derecho
de ciudadanía, independientemente de toda otra circunstancia. Una
renta garantizada constituiría una red de seguridad elemental para
todos los ciudadanos, que permitiría, además, alcanzar a todo
los habitantes más necesitados de ayuda.
La RB fomentaría la igualdad de la mujer y el hombre en el mercado de trabajo; el trabajo femenino podrá exigir que, a igual trabajo, igual salario. En este sentido, la RB aumentará el grado de autonomía de más de 5 millones de mujeres que realizan trabajo doméstico o sus labores, cuya dependencia del salario de su pareja constituye la base de muchos abusos y atentados a su dignidad. De esta forma, la RB aplicada como derecho ciudadano a las amas de casa, lejos de consolidar su papel subordinado y atarlas al trabajo doméstico, sirve para mejorar su capacidad de elección en cuanto a asumir o no dichas tareas. Aseguraría a la mujer cierta independencia económica en la lucha de clases (mercado de trabajo), y la lucha de género (unidad de convivencia familiar) que algunos movimientos feministas están llevando a cabo.
La RB ayudaría a rehacer su vida a miembros de grupos socialmente maltratados; personas que salen de la cárcel y no encuentran empleo por su pasado de delincuencia, o de personas que padecen drogadicción, que han de apelar al robo para poder comprar el estupefaciente y atender la compulsión que provoca la adicción.
De cara al sistema político, es un derecho ciudadano
que se le ha de ganar al capitalismo. Desde el comienzo, es fundamental
destacar el carácter de derecho que supone la RB, de forma que, aunque
no hubiera crisis de empleo, ni un paro crónico de unos 3 millones
de personas, ni la precariedad del 90% de los contratos que se realizan
anualmente, ni los salarios de pobreza severa, ni más de 8 millones
de ciudadanos en estado de pobreza, etc, habría razones para exigir
la RB. La reclamación de este derecho ciudadano es totalmente independiente
y no debe tener ninguna relación con todas estas contingencias provocadas
por el capitalismo. Es decir, ha llegado el momento de reflexionar sobre
un nuevo paradigma del reparto de la riqueza: se trata de conceder una RB
a todos los ciudadanos, únicamente por el hecho de serlo, e independientemente
de cual sea su situación en la sociedad: clase (ricos y pobres),
género (mujeres y hombres), raza (blancos y negros), edad (viejos
y jóvenes), laboral (activos y parados). A todos.
Además, hay otras razones para apostar por la
aplicación de un modelo fuerte de costo y financiación de la
RB:
2. La realidad de la mujer desde algunos indicadores
socioeconómicos
Población femenina
A finales del año 2000, el número de habitantes
en el territorio español se situaba en torno a los 39,5 millones.
En el Cuadro 1 (para
volver al texto, pulsar Atrás) hemos divido la población
entre personas relacionadas con el mercado de trabajo o activas (ocupadas
+ paradas), y personas no relacionadas o inactivas + las menores de 16 años.
Para su sobre vivencia material, el grupo segundo depende del primero, especialmente
de aquellas personas que están en situación de ocupadas. Si
sumamos todas las personas menores de 16 años, con los parados y los
inactivos, comprobamos que 63 de cada cien viven de las 37 ocupadas.
También hemos clasificado la población por género para poder comprobar la participación de hombres y mujeres en las diversas actividades que se especifican. La fotografía es la siguiente:
Recuadro
1. Desde la Comisión Mixta (Congreso-Senado) de Derechos de
la Mujer |
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El coste de la Renta Básica
El Cuadro 2 (para volver al texto, pulsar Atrás) nos muestra
el coste de la RB. Para su cálculo, partimos de un proceso de implantación
que duraría 10 años. Durante este período, todas las
mujeres del territorio español quedarían incorporadas para percibirla
de forma automática.11
Los criterios de selección para la incorporación de los grupos
es subjetivo; en nuestra propuesta empezamos por las mujeres que buscan
empleo, continuamos con las jóvenes, las mujeres que realizan el
trabajo doméstico, etc. Cualquier prioridad es válida ya que,
al cabo de los 10 años, todas estarán percibiendo la RB.
La cantidad a percibir por persona sería
la que determina el cálculo del Umbral de pobreza, en este ejemplo
medido en relación a la Renta Familiar Bruta Disponible (RFBD):12
La financiación de la Renta Básica
El volumen de financiación de la RB depende de
la cantidad que hayamos establecido como RB para cada persona, es decir,
de la cantidad de RB a percibir por cada ciudadana, y multiplicada por todas
las personas que componen la población femenina. Como en nuestro
modelo esta cantidad viene determinada por el Umbral de Pobreza, el coste
asciende a unos 20 billones de pesetas, o un 20,5 % de la RFBD: Por tanto,
el volumen de recursos a buscar entre las diversas fuentes de financiación
será el de los 20 billones de pesetas anuales.
El Cuadro 2 (para volver al texto, pulsar Atrás) nos muestra el coste anual para cada uno de los colectivos seleccionados. Por ejemplo, durante los tres primeros años de la primera fase, 1.389.700 mujeres que buscan su primer empleo o ya llevan tiempo en el paro, el 6,9% de todas las mujeres, comenzarían a cobrar la RB. En miles de millones de pesetas supone pagarles 1.426,8 anuales; hay que financiar esta cantidad de RB. ¿Posibles fuentes? Una de las medidas abiertas a la Administración es reasignar el gasto público, en este caso, dedicar las subvenciones que se hacen a la actividad agraria y al transporte. Con esta cantidad ya tiene suficiente.
Otro ejemplo lo podemos deducir del grupo mujeres dedicadas al trabajo doméstico. Este colectivo va a costar a la Administración 5.269,4 mil millones de pesetas anualmente. En la columna posibles fuentes de financiación enumeramos una serie de políticas fiscales y de transferencias para financiar este derecho ciudadano.
No seguimos con más ejemplos. Cada grupo presenta
su coste y las fuentes de financiación disponibles. Si señalamos
que hemos comenzado por los colectivos de mujeres que no perciben ningún
ingreso por ser las más dependientes y vulnerables; para la cuarta
fase he dejado aquellos grupos sociales que cuentan con alguna fuente de ingresos
personales. De todas formas, cada lector/lectora puede reorganizar la población
femenina para comenzar a percibir la RB de acuerdo con su escala de prioridades.
Es obvio que esto no es más que un ejercicio aritmético del
tema.
3. A modo de resumen, algunas segundas reflexiones
Este trabajo está escrito bajo la presión
del tiempo; las reflexiones manifestadas al comienzo sobre los temas de
género y clase, aunque son materias que preocupan al autor, requieren
un estudio y una argumentación más rigurosa y una meditación
más ponderada. Responden simplemente a una intranquilidad que espera
ser abordada en algún otro momento. Por tanto, tales reflexiones
no ha de ser consideradas tan siquiera como parte de un bosquejo futuro,
o borrador, o apunte, o esquema, etc.
Lo que si es un bosquejo es la parte dedicada al cálculo del coste y la financiación de la RB que se necesita para comenzar para implantar la RB entre la población femenina. Como es bien patente, el tema necesita ampliarse, dedicar una mayor atención a otras dimensiones de la mujer: sociológica, cultural, etc. Esto sí que será extensamente tratado en un próximo futuro.
1. O los empresarios y las empresarias
2. Christine Delphy. Por un feminismo materialista:
el enemigo principal y otros textos. Cuadernos inacabados 2 y 3. Barcelona
1982.
3. José Iglesias Fernández y
Josep Manel Busqueta. Todo sobre la Renta Básica. Virus editorial.
Otoño del 2001.
4. K. Marx y F. Engels. El Manifiesto
Comunista. Fundación de Estudios Socialistas F. Engels. Madrid 1997.
5. El País; 23 0ctubre del 2001.
6. Citas de Marx en El Capital, pp. 380 a 482, Tomo
I Vol. 2 Siglo XXI editores. Recomendado leer el Capítulo XIII, Maquinaria
y gran industria.
7. El Manifiesto, Trab. cit. p. 59
8. Resumen extraído de José Iglesias
Fernández. El derecho ciudadano a la renta básica. Libros
de la catarata. Madrid, 1998.
9. Para justificar porque la sociedad está
obligada a conceder la RB sin ninguna contrapartida a cambio, véase
José Iglesias Fernández. La Renta Básica y los derechos
humanos. El vuelo de Icaro. Núm.
1, Octubre del 2000.
10. Para una completa explicación de
este modelo, véase J. Iglesias Fernández y JM. Busqueta Todo
sobre la Renta Básica, Virus editorial. Barcelona 2001.
11. Aquí introducimos una "violencia"
en el modelo fuerte de RB. Justificada porque tiene su propia corrección
temporal incorporada de forma automática.
12. La justificación para utilizar la
RFBD y no el PIB en el cálculo de la RB vendrá ampliamente
explicada en La Renta Básica en Cataluña. Próxima publicación.
Cuadernos renta básica, Números del
0 al 3
Delphy, Christine. Por un femenismo materialista: el enemigo principal
y otros textos. Cuadernos inacabados 2 y 3. laSal, ediciones de les dones.
Barcelona 1985.
Iglesias Fernández, José. El derecho ciudadano a la renta
básica. Libros de la catarata. Madrid, 1998.
Iglesias Fernández, José. (Coordinador) Ante la falta de
derechos, ¡¡Renta Básica YA!! Virus editorial. Barcelona,
2000.
Iglesias Fernández, José y Busqueta, Josep Manel. Todo sobre
la Renta Básica: conceptos y teorías. Próxima publicación.
Virus editorial, Barcelona 2001.
Marx, Karl. El Capital. Siglo XXI editores. Madrid 1998.
Marx, K. y Engels, F. El Manifiesto Comunista. Fundación de Estudios
F. Engels. Madrid 1997.
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Boletín de Estadísticas
Laborales. Núm. 164, junio del 2001.
Vogel, Lise. Marxism and the oppression of women: towards a unitary theory.
Rutgers University Press. New Jersey 1983.
Vogel, Lise. Woman Questions: essays for a materialist feminism. Routledge.
New York 1995.
Waters, Mary-Alice. Feminism and the Marxist Movement. Pathfinder. New
York 1997.
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