Los sistemas de protección social pública que se establecen en los diferentes países desde mediados del siglo XIX son el resultado de las reivindicaciones y los pactos acordados entre los grupos dominantes del sistema capitalista y los representantes de los movimientos obreros y populares. Estos sistemas de bienestar social se fueron implantando casi siempre teniendo como orientación dos modelos1 de referencia: el de seguro y el de solidaridad:
Hasta estos momentos, y siguiendo con Van Parijs, "toda la historia del Estado del Bienestar (o casi toda) puede ser leída como la historia de la lucha entre esos dos principios: por una parte, un principio de seguro simple, que es una solidaridad débil (reducible al interés personal) entre afortunados y desafortunados ex post2;y por otra, un principio de solidaridad fuerte (que va más allá necesariamente del interés personal) entre afortunados y desafortunados ex ante".
Ahora bien, en la etapa del capitalismo global, con un modelo de protección social pública caracterizado por la combinación de estos dos modelos, al Estado del Bienestar actual le queda muy poco tiempo de vida.3 ¿Qué hacer entonces?
No compartimos esta propuesta de modelo equitativo a lo Paine, no tanto por la equidad, que es un valor humano a reivindicar permanentemente, sino porque la naturaleza y la dinámica del capitalismo es esencialmente contraria a tolerar que exista justicia no burguesa ex ante y ex post.5 Nuestra visión consiste en que la evolución de las fuerzas productivas a lo largo del siglo XX ha traído consigo la etapa de la globalización capitalista. Se trata de un período duro para el bienestar de las poblaciones, debido a que el Capitalismo está consiguiendo afianzar un sistema económico globalizador, la consolidación del neoliberalismo, y la dictadura de la burgue ía. Unos en nombre del conservadurismo democrático, otros de la social democracia, y otros del centro,6 pero todos están imponiendo/proponiendo las llamadas políticas neoliberales del sistema capitalista en todo el mundo. Políticas conservadoras que tienen en común la materialización de los siguientes objetivos: la desregulación total del mercado de trabajo; la disminución del gasto en pensiones, en el subsidio de desempleo, y en el resto de las prestaciones del Estado del bienestar; la paulatina implantación de un sistema fiscal regresivo; una más amplia liberalización del mercado de capitales; la privatización de la educación, la sanidad y los servicios sociales del sector público para que el Capitalismo pueda ampliar aquellas áreas susceptibles de substanciosos beneficios. No se oculta que se trata abiertamente de favorecer a todos aquellos intereses (Burguesía) relacionados con el Capital, y eliminar aquellos otros de las personas (Proletariado) dependientes del Trabajo.
En los Estados Unidos ya se han elaborado incluso "programas sociales" con la intención de matar al pobre, y poder substituir los anteriores que tenían como finalidad la de aliviar la pobreza.
Por esto, para enfrentar esta realidad política y social que está imponiendo la dictadura de la burguesía, y más concretamente en Europa y en España, volvemos a preguntar: ¿qué podemos hacer?, ¿qué se está haciendo? Coincidimos con Van Parijs en que ha llegado el momento de reflexionar sobre un nuevo sistema de protección social, nuevo en el sentido de substituir buena parte de la Seguridad Social actual por la implantación de la RB. Pero también mantenemos que ha llegado el momento de enfrentarse al capitalismo del próximo milenio con nuevas armas y conceptos, con una propuesta político-social que sea también lo más globalizadora posible. Para ello, y como hemos señalado anteriormente, propongo:
La justificación para proponer un modelo anticapitalista de RB la argumentaremos más abajo, así como también explicaremos cual es la idoneidad de la RB como instrumento de transformación social. De todas formas, finalizamos este epígrafe con la inclusión del juicio moral que Günter Grass, un escritor tan sensibilizado con los problemas políticos y sociales de su época, hace de los avances y los resultados del capitalismo; este autor denuncia el sistema capitalista destacando como, al borde del Siglo XXI, "la ciencia y las tecnologías poco o nada han hecho para solucionar la pobreza y el hambre". Reconoce que se ha conseguido "transplantar riñones y corazones nuevos a cualquiera que pueda pagarlos, telefonear de forma inalámbrica, es decir, todo aquello de lo que es capaz el cerebro humano de plasmar".
Pero, recalca, como "la pobreza y el hambre todavía permanecen. Es más, incluso aumentan porque no hay voluntad de resolverlas".7
La RB consiste en el derecho que ha de tener todo ciudadano/a a percibir periódicamente unos ingresos en dinero para satisfacer las necesidades materiales, y sin ninguna contrapartida a cambio. Esto quiere decir que la RB ha de ser concedida de forma individual, universal e incondicional.
La RB constituye un nuevo derecho ciudadano que facilita la materialización de los demás derechos del hombre y del ciudadano al proporcionar los medios económicos imprescindibles para la independencia y autonomía de la persona. En realidad, es un nuevo derecho burgués que permite la consecución, en unos casos, y la defensa en otros, de los 30 artículos (derechos) establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. La Renta Básica tendría que convertirse en el derecho 31.
La RB, por su carácter incondicional y ajeno al mercado de trabajo, presenta un mayor atractivo que otras prestaciones que existen en la actualidad, al evitar las connotaciones humillantes de la pobreza y la asistencia social. Incluso en sus fases de aplicación parcial, siempre que no conlleve una contraprestación laboral, puede facilitar la mejora y dignidad de la atención a ciertos colectivos. Sólo esta característica ya justificaría el interés social por este nuevo derecho.
Sea lo que sea, como nuevo derecho ciudadano, la RB requiere de una justificación ética. Justificación que hemos mostrado sólidamente anclada desde dos dimensiones diferentes de los principios éticos8:
Por consiguiente, ¿aportar una justificación para ir contra el capitalismo?, indispensable; ¿demostrar la idoneidad de la RB como instrumento para luchar contra el capitalismo?, necesaria; ¿enredarse en una justificación de la RB para sostener el capitalismo?, irrelevante.
Para Marx, el concepto de justicia es un concepto jurídico, que cumple dos papeles: en el primero, la justicia está totalmente determinada por las exigencias del modo de producción dominante; y en el segundo, la justicia es sinónimo de ley. Asimismo afirma que los derechos humanos no son más que simples instrumentos de la clase dominante para conseguir y defender sus propios intereses. Además, aunque el autor los considera positivos, remarca que por ello no son transcendentales o eternos.
De todas formas, Marx acepta que hay que utilizar las instituciones y los derechos legales burgueses para conseguir la transformación de la sociedad capitalista. En este sentido, la utilización de los derechos burgueses pueden y deben ser ejercidos como instrumentos de lucha para la emancipación del ciudadano político, en primer lugar, y finalmente absoluta del género humano. En esta cuestión, Marx es bien explícito: "La demanda de mayores salarios y menos horas laborales han sido siempre las reivindicaciones que permitieron a las clases oprimidas tomar conciencia de su realidad... dado que las relaciones reales de producción y poder quedan más al desnudo en aquellos conflictos políticos en los cuales la clase obrera luchó contra las injusticias sociales". Estos conflictos representan las locomotoras políticas de la historia". (Marx-Engels Selected Works; La lucha de clases en Francia, 1:217) A su vez, la huelga tiene la capacidad de desvelar un conjunto de mecanismos e instituciones de represión puestas al servicio de los empresarios, como son los juzgados, la policía, el ejército y los medios de comunicación. También pone al descubierto el carácter sistémico de la explotación capitalista.
Pero, a pesar del papel positivo de estas reivindicaciones, hemos de evitar caer en la trampa del reformismo. Es increíble, advierte, que haya "sindicatos que continúen reivindicando únicamente una tasa de explotación más suave y no la abolición del sistema salarial". (Marx-Engels Selected Works; Salarios, Precios y Beneficios; 1:446) Pero remarca también que las luchas transformadoras han de estar enfocadas especialmente a conseguir modificaciones en la base material (producción y consumo), y en la conciencia de los trabajadores y ciudadanos; han de asumir que la emancipación llega con la destrucción del sistema capitalista, y no con la aceptación de unos derechos que no pasan de ser guardianes de una situación exclusivamente legal.
Tras esta primera explicación, es posible ahora precisar la justificación ética de la RB para quienes parten de una idea de la justicia de tipo marxista. Para estos, la razón ética principal para reivindicar la RB consiste en que la misma puede ser un importante instrumento de transformación del sistema capitalista hacia un sistema más justo (un sistema de índole colectivo), un vehículo de cambio que conduzca a alterar las bases materiales, el sistema de producción e intercambio del sistema basado en la propiedad privada.
Una vez considerada como un derecho ciudadano, y mientras la estructura social básica sea capitalista, la RB puede jugar una doble tarea. Por una parte, y vinculada a la justificación liberal, dicho derecho puede desempeñar únicamente un papel legitimador, a la manera que están actuando las reivindicaciones laborales habituales. Por otra parte, utilizada con la voluntad de transformación social, de participación ciudadana, puede convertirse en un poderoso instrumento de cambio hacia sociedades donde se pueda vivir una verdadera emancipación. Poderoso mecanismo porque incide y pone en cuestión un elemento esencial del sistema, que es el del paso obligatorio por el mercado de trabajo para tener acceso a las rentas, al bienestar individual y social de las poblaciones. El capitalismo requiere que el no propietario de medios de producción tenga que trabajar imprescindiblemente. La RB permite que esta exigencia del capitalismo se debilite profundamente, e incluso que desaparezca, si solo se pretende un consumo básico. Al convertir la obligación al trabajo en un genuino derecho al trabajo proporciona a la RB una dimensión en profundidad y alcance que la convierte en un instrumento privilegiado, no para suavizar el sistema, sino para transformarlo.
Existen varios elementos que ponen en peligro las características fundamentales de individualidad, universalidad e incondicionalidad de la RB. Consisten en justificarla por la pobreza, o en que se identifique con la propuesta del impuesto negativo, el concepto de salario social y la exigencia de una contraprestación social y/o laboral11:
Actualmente, debido al interés social y político que ha suscitado el tema, se pueden encontrar propuestas muy variadas de subsidios públicos a las que algunos denominan RB. Hay muchas y se pueden hacer distintas lecturas de la RB, así como muchos y variados los modelos que se pueden aplicar a cada una de estas versiones. No obstante, según los objetivos que se persiguen con la implantación de la RB, así como las ventajas que se pretenden obtener, se requiere un determinado modelo de RB. Por tanto, todo el contenido de implantación de la RB puede variar de acuerdo con las opciones específicas que se tomen, y que serán diferentes según los criterios de selección de los otros modelos.
Para nosotros, la RB no es una propuesta de modificación marginal de los sistemas de protección social actuales, sino que su implantación tiene que suponer una transformación social y política de gran alcance, afectando muy substancialmente a muchos aspectos de la vida social, tales como la distribución de la renta, el sistema fiscal, el mercado de trabajo, el papel del trabajo (asalariado, doméstico, voluntario), así como las motivaciones para su oferta, su impacto en los movimientos sociales y la participación ciudadana en la vida política.12
En términos de capacidad productiva, la economía española produce la suficiente renta para proponer y financiar un modelo fuerte de RB. Las cinco características que definen nuestro modelo como fuerte son que incluyen en el cálculo básico la posibilidad de que la RB:
La utilización de este modelo fuerte asegura cuatro de los objetivos que están en la base de la elección de este modelo:
La RB se orienta a la satisfacción de las necesidades de las personas de una sociedad. Y se plantea que éstas dispongan de los medios materiales necesarios para ello. No obstante, las necesidades no se resuelven todas a nivel individual, sino que requieren la existencia de bienes colectivos. Por ello, nuestra concepción de la RB supone reforzar también la provisión de éstos. Con este objetivo se plantea que, de los fondos totales dedicados a la Renta Básica, se dedique una parte (en este trabajo el 20% del Fondo RB) a la satisfacción de las necesidades colectivas, en lugar de la distribución individual. Esta dedicación de una parte de la RB a la inversión de índole colectiva responde a dos finalidades premeditadas: recuperar las virtudes que tiene el uso de los bienes públicos frente a todo el discurso actual dominante de ensalzar el individualismo y, asimismo, instituir los medios por los cuales los ciudadanos puedan participar en las decisiones de asignación de los recursos. En si misma, la naturaleza de la RB es de carácter colectivo; esto quiere decir que contiene la expresión de la voluntad colectiva de asumir la necesidad de proteger y asegurar el bienestar de las personas consideradas como individuos sociales.
Además, hay otras tres razones para apostar por la aplicación de este modelo de costo y financiación de la RB:
Los modelos débiles, o parciales, son aquellos que modifican alguna de las características que definen la RB. Es decir, se concede la RB únicamente a una parte de los ciudadanos o a la familia; casi siempre por un importe bastante menor que el del Umbral de Pobreza; y a veces exigiendo alguna contraprestación por parte del ciudadano/a sujeto del derecho; son mecanismos mucho más limitados de organización social en relación con el modelo fuerte que defendemos. Además, aunque los modelos débiles son políticamente más fáciles de implantar, violentan los principios de individualidad, universalidad e incondicionalidad, limitando los objetivos y reduciendo ostensiblemente el bienestar de los ciudadanos que se pretende conseguir con el modelo fuerte. Si tomamos el Cuadro 2, y aplicamos el criterio de Pobreza Severa en vez del Umbral de Pobreza, comprobamos como con el 25% del PIB cubrimos las necesidades de RB de toda la población; la medida es más barata, pero perdemos nuestro objetivo de erradicar la pobreza de las personas empobrecidas.
Todavía se podría ir suavizando más el modelo, pero esto nos llevaría a seguir violentando mucho más nuestras propias premisas. Es decir, cualquier modelo de carácter familiar introduciría el control y el gasto burocrático, con lo que la RB ya no sería incondicional ni un derecho individual. El Programa Interdepartamental de Renda Mínima d'Inserció (PIRMI), puede servir de ejemplo para ilustrar las limitaciones de los modelos débiles13:
Esto implica que las limitaciones y las diferencias cualitativas entre el derecho ciudadano a la RB y los programas sociales del tipo rentas mínimas de inserción, como es el caso del PIRMI, sean considerables. Por ejemplo:
En los Cuadros 1 y 2 presentamos las diferencias que existen entre el modelo fuerte y la posible aplicación de modelos débiles:
Añadamos un breve comentario acerca de las condiciones para que la RB se materialice. La RB no es un problema técnico o económico-financiero, sino político. Por tanto, su implantación requiere voluntad y fuerza política para conseguirla, un espacio donde converja la acción conjunta de la justificación ética (razón) y la participación ciudadana (fuerza). Por ejemplo:
Con la RB ocurre los mismo. Hace ya bastantes años que se viene argumentando y demostrando su deseabilidad ética y su viabilidad económica financiera. Esta fuerza de la razón es necesaria. Pero ha llegado el momento de apoyarla abiertamente con la fuerza política popular. La RB es un derecho ciudadano que no ayudará a cambiar la historia sin movilización, sin lucha social , sin exigencia desde las personas, grupos y movimientos. Sin participación popular, sin un amplio movimiento democrático, este derecho ciudadano corre el riesgo de diluirse en la esperanza de los tiempos. Ha llegado el momento de proclamar: además de interpretar la historia, hay que cambiarla. La RB es un derecho ciudadano que nos ayudará a cambiar la historia.
Mes | Año | % sobre SMI | |
---|---|---|---|
Invalidez | 91.200 | 1.276.800 | 129,0 |
Jubilación | 91.000 | 1.264.000 | 128,7 |
Viudedad | 56.500 | 791.000 | 79,9 |
Orfandad | 33.800 | 473.200 | 47,8 |
Favor familias | 41.700 | 583.800 | 59,0 |
Pensión media | 79.400 | - | 112,3 |
Subsidio de paro | 72.000 | 1.008.000 | 101,9 |
PIRMI Cataluña | 47.506 | 570.072 | 67,2 |
UMBRAL POBREZA | 87.552 | 1.050.624 | 123,9 |
POBREZA SEVERA | 43.776 | 525.312 | 61,9 |
SMI | 70.680 | 989.520 | 100,0 |
Distribución según el Mercado | Intervención del Estado | Distribución con Renta Básica | |
---|---|---|---|
Remuneración de los asalariados | 46,5 | - | - |
Excedente neto de explotación | 34,5 | - | 39,6 |
Impuestos menos subvenciones* | 7,6 | - | - |
Consumo de capital fijo | 11,4 | - | 11,4 |
A fondo de Renta Básica | - | 100% | 50,0 |
Individual | - | 80% | 40,0 |
Colectiva | - | 20% | 10,0 |
PIB a precios de mercado | 100,0 | - | 100,0 |
* Impuestos a la producción y la importación menos Subvenciones de expotación y a la importación
Fuente: elaboración propia con datos de Contabilidad Nacional de España. Base 1986. INE 1998.
Modelos: seguro, solidario, equitativo, anticapitalista
Interpretaciones: liberal, papel legitimador; crítica, instrumento transformador
Un mecanismo de redistribución de la renta. Un foro de participación ciudadana
Pobreza e impuesto negativo. Salario social y contraprestación
Modelo fuerte versus modelos débiles
Desde el liderazgo: partidos, sindicatos, académicos. Desde la ciudadanía: colectivos, movimientos sociales, redes