Históricamente, la pobreza viene de lejos. Sus causas son estructurales (Iglesias; 98 y 99)1 y sirve para potenciar los intereses de los grupos de poder social y económico de cada época. Para Günter Grass, nunca hubo disposición de erradicarla. En el capitalismo, "la ciencia y las tecnologías poco o nada han hecho para solucionar la pobreza y el hambre". Reconoce que se ha conseguido "transplantar riñones y corazones nuevos a cualquiera que pueda pagarlos, telefonear de forma inalámbrica, es decir, todo aquello de lo que es capaz el cerebro humano de plasmar". Sin embargo, recalca, "la pobreza y el hambre todavía permanecen. Es más, incluso aumentan porque no hay voluntad de resolverlas".2
En el análisis económico de la pobreza que William A. Jackson3 hace dentro de las economías capitalistas, singulariza "el desempleo como una de las causas principales de la pobreza. Es decir, cuando la gente se queda en paro, habitualmente se queda sin ingresos". Por tanto, cuando se da el desempleo,4 "la sobre vivencia de las personas desempleadas va a depender habitualmente de los subsidios de paro y de los programas de asistencia social" que puedan estar en práctica en ese momento.
Para dar una respuesta a todas estas situaciones de precariedad laboral e inseguridad económica, hubo que sugerir políticas de mantenimiento de ingresos, unas más radicales y otras más asistenciales, "unas, desde el derecho al trabajo, relacionando empleo e ingreso; y otras desde la renta básica, desligando esta clase de ingreso de la obligación de encontrar empleo" (Jackson).
Las políticas de ingresos podemos clasificarlas de acuerdo con dos criterios iniciales: sobre la base de priorizar el empleo y la concesión de una suma de dinero. También podemos subordinar estos dos criterios a que estén condicionados por el mercado de trabajo (MT) o a que sean independientes del mismo. La Tabla 1 recoge estas cuatro relaciones
MODELOS | |||
---|---|---|---|
Rentas Condicionadas al Mercado de Trabajo | Rentas Independientes del Mercado de Trabajo | ||
CRITERIOS | Prestaciones Económicas | Subsidio de Paro | Renta Básica |
Mercado de Trabajo | Empleo Garantizado | Contraprestación laboral | |
Fuente: William A. Jackson. Trabajo citado |
Políticas de rentas dependientes del mercado de trabajo (MT)
Comenzando por el Empleo Garantizado, para mantener las rentas se necesita crear suficiente empleo y un buen nivel de salarios.5 Cuanta más ocupación se genere menos recursos se necesitan para financiar el paro y los programas de asistencia social. Esta posibilidad de crear empleo sólo la tiene el sector privado y el Estado. Sin embargo, las políticas de empleo del sector privado en la época de la globalización consisten en imponer la total desregulación del MT para disponer de la fuerza de trabajo en régimen de despido libre y gratuito y la eliminación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). A su vez, la política de empleo del Estado consiste en favorecer la desregulación del MT, reducir el empleo público y privatizar los servicios que atendía desde el Estado del bienestar. Garantizar el empleo con buenas remuneraciones, sería una medida eficaz para mantener las rentas, pero no parece ser un propósito de las empresas privadas y del Estado en la época del capitalismo global. Además, de ningún modo estas medidas estarían entre las recetas recomendadas por el FMI, que mientras "la buena marcha de la economía mundial está llenando sus propias arcas, insta al Gobierno a abaratar el despido y a retrasar la edad de la jubilación".6
Tampoco el Subsidio de Paro parece ser la medida programada para defender y aumentar el nivel de rentas. Por un lado, la OCDE recrimina al Gobierno español que todavía mantenga un Estado del bienestar "tan generoso".7 Con el despido, "la organización critica al Gobierno por el elevado número de trabajos temporales que existen y pide reducir más las indemnizaciones por despido prevista para los contratos temporales y los indefinidos...", También recomienda eliminar "la distinción entre despido procedente e improcedente"; si el Subsidio de Paro está en función del tiempo cotizado y de que el cese sea improcedente, eliminar esta distinción es imposibilitar cobrar el subsidio de paro. Por otro, al igual que en su día lo hicieron los respectivos Gobiernos socialistas, el Gobierno del PP está siempre recordando e insistiendo en la necesidad de seguir con la flexibilización del mercado de trabajo, lo cual supone endurecer más los criterios para tener acceso al subsidio de paro y a las pensiones; el Gobierno ya está proponiendo que sindicatos y partidos firmen el segundo Pacto de Toledo,8 que tiene como uno de sus objetivos "el calcular la pensión con base a los años cotizados durante toda la vida profesional y no de los últimos 15 años".9
La Contraprestación Laboral, o Trabajo Básico (TB), se define como aquel nivel de empleo mínimo que el Estado se compromete a facilitar a todas aquellas personas que buscan y no encuentran empleo en el MT. El TB podría consistir en una actividad mínima que garantizase un salario mínimo pero suficiente para cubrir un nivel de "vida digna".10 Frecuentemente, los defensores del TB señalan que muchos de los servicios sociales podrían ser atendidos mediante contraprestación socio-laboral. Igualmente, por el derecho al trabajo, se permitiría que los ciudadanos / as que deseasen mayores ingresos los buscasen mediante un empleo en el MT, y así complementar estas rentas mínimas. Pero este deber de la contraprestación introduciría unos efectos perversos sobre el empleo público que el Estado tiene contratado actualmente en el MT: degradaría las condiciones de empleo, los niveles salariales, la calidad profesional, el contrato de empleo, etc. (Iglesias; 97). Además, el hecho de realizar un trabajo como contraprestación suena a obligatorio, a taller, a oficina, a campo de concentración, a mano de obra forzosa que se aplicaría muchas veces a realizar aquellos servicios que el sector privado de la economía no encuentra rentable su explotación.
Finalmente queda el modelo de laRenta Básica (RB), objetivo central de este artículo. En una primera definición, la RB consiste en garantizar a cada ciudadano/a el derecho a percibir periódicamente una cantidad de dinero, que sea lo suficientemente adecuada para cubrir las necesidades materiales de cada persona. Satisfacer estas necesidades, con su correspondiente cantidad monetaria, variará según el momento histórico, el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y la capacidad de generar riqueza, la cultura de cada pueblo, etc. Esta propuesta tiene las mismas o más dificultades que los modelos anteriores de sostenimiento de la renta. A pesar de ello, consideramos que este nuevo derecho ciudadano a una renta básica contiene las virtudes y las características suficientes que lo hacen idóneo para establecer los fundamentos de un nuevo modelo de bienestar social público para el siglo XXI (Iglesias; 2000). Es una razón muy poderosa para que unos pocos autores y colectivos sociales apostemos por una lectura anticapitalista y por un modelo fuerte de RB.
Los sistemas de protección social pública que se han establecido en los diferentes países desde mediados del siglo XIX son el resultado de las reivindicaciones y los pactos acordados entre los grupos dominantes del sistema capitalista y los representantes de los movimientos obreros y populares. Estos sistemas de bienestar social se fueron implantando casi siempre teniendo como orientación dos modelos11 de referencia: el de seguro y el de solidaridad:
Hasta estos momentos, y siguiendo con Van Parijs, "toda la historia del Estado del Bienestar (o casi toda) puede ser leída como la historia de la lucha entre esos dos principios: por una parte, un principio de seguro simple, que es una solidaridad débil (reducible al interés personal) entre afortunados y desafortunados ex post;12 y por otra, un principio de solidaridad fuerte (que va más allá necesariamente del interés personal) entre afortunados y desafortunados ex ante". También los propios principios que orientaron las políticas sociales aplicadas durante estos modelos de bienestar fueron atacados o puestos en cuestión: la igualdad por la eficiencia, la universalidad por la selectividad de los programas sociales, y la descentralización por la reprivatización.13
Ahora bien, en la etapa del capitalismo global, con un modelo de protección social pública caracterizado por la combinación de estos dos modelos, se ha ido proyectando una política pública para desmontar el Estado del Bienestar y las correspondientes políticas sociales (Iglesias; Crb Núm. 0). ¿Qué hacer entonces?
Nosotros consideramos que es necesario ir todavía más lejos. No nos es suficiente el modelo equitativo a lo Paine/Parijs, ya que aunque la equidad es un valor a reivindicar permanentemente, la naturaleza y la dinámica del capitalismo son esencialmente contrarias a tolerar que exista justicia no burguesa ex ante y ex post.15 Para nosotros, la etapa de la globalización capitalista constituye un período duro para el bienestar de las poblaciones, debido a la consolidación del neoliberalismo, y la dictadura de la burguesía. Unos en nombre del conservadurismo democrático, otros de la social democracia, y otros del centro,16 todos están imponiendo /proponiendo las llamadas políticas neoliberales del sistema capitalista en todo el mundo. Políticas conservadoras que tienen en común la materialización de los siguientes objetivos: la desregulación total del mercado de trabajo y la liberalización total del mercado de capitales; la disminución del gasto en pensiones, en el subsidio de desempleo, y en el resto de las prestaciones del Estado del bienestar; la paulatina implantación de un sistema fiscal regresivo; la privatización de la educación, la sanidad y los servicios sociales del sector público para que el capitalismo pueda ampliar aquellas áreas susceptibles de substanciosos beneficios. No se oculta que se trata abiertamente de favorecer a todos aquellos intereses (Burguesía) relacionados con el Capital, y eliminar aquellos otros de las personas (Proletariado) dependientes del Trabajo. En los Estados Unidos ya se han elaborado incluso 'programas sociales' con la intención de matar al pobre, y poder sustituir los anteriores que tenían como finalidad la de aliviar la pobreza (Iglesias; 1999).
Para enfrentar esta realidad política y social que está imponiendo la dictadura de la burguesía en todo el mundo, coincidimos con Van Parijs en que es necesario reflexionar sobre un nuevo sistema de protección social, nuevo en el sentido de sustituir buena parte de la Seguridad Social actual por la implantación de la RB, pero también mantenemos que ha llegado el momento de enfrentarse al capitalismo del próximo milenio con nuevas armas y conceptos, con una propuesta político-social que sea también lo más antiglobalizadora, anticapitalista posible. Para ello, y como hemos señalado anteriormente, proponemos:
Como nuevo derecho ciudadano, las propuestas de la RB vienen justificadas desde dos dimensiones diferentes de los principios éticos (Iglesias; marzo del 2001).
Por consiguiente, ¿aportar una justificación para ir contra el capitalismo?, indispensable; ¿demostrar la idoneidad de la RB como instrumento para luchar contra el capitalismo?, necesaria; ¿enredarse en una justificación de la RB para sostener el capitalismo?, irrelevante.
Más abajo explicaremos también cual es la idoneidad de la RB como instrumento de transformación social.
Decíamos que la RB consiste en el derecho que ha de tener todo ciudadano/a a percibir unos ingresos en dinero periódicamente para satisfacer las necesidades materiales, y sin ninguna contrapartida a cambio. Esto quiere decir que la RB ha de ser concedida de forma individual, universal e incondicional.
La RB constituye un nuevo derecho ciudadano que facilita la materialización de los demás derechos del hombre y del ciudadano al proporcionar los medios económicos imprescindibles para la independencia y autonomía de la persona. En realidad, es un nuevo derecho burgués que permite la consecución, en unos casos, y la defensa en otros, de los 30 artículos (derechos) establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. La Renta Básica tendría que convertirse en el derecho 31.
La RB, por su carácter incondicional y ajeno al mercado de trabajo, presenta un mayor atractivo que otras prestaciones que existen en la actualidad, al evitar las connotaciones humillantes de la pobreza y la asistencia social. Incluso en sus fases de aplicación parcial, siempre que no conlleve una contraprestación laboral, puede facilitar la mejora y dignidad de la atención a ciertos colectivos. Sólo esta característica ya justificaría el interés social por este nuevo derecho.
Conviene, entonces, saber que hay muchas y se pueden hacer distintas lecturas de la RB, así como muchos y variados los modelos que se pueden aplicar a cada una de estas versiones. Por tanto, todo el contenido del modelo de implantación de la RB puede variar de acuerdo con las opciones específicas que se tomen, y que serán diferentes según los criterios de selección de los otros modelos.
En términos de capacidad productiva, la economía española produce la suficiente renta para proponer y financiar un modelo fuerte. Además, hay tres razones para apostar por la aplicación de este modelo de costo y financiación de la RB:
Por su naturaleza y características, la RB no es una propuesta de modificación marginal de los sistemas de protección social actuales, sino que su implantación supondrá una transformación de gran alcance, afectando muy substancialmente a muchos aspectos de la vida social, tales como la distribución de la renta, el sistema fiscal, el mercado de trabajo, el papel del trabajo (asalariado, doméstico, voluntario), así como las motivaciones para su oferta, su impacto en los movimientos sociales y la participación ciudadana en la vida política. En este trabajo, no hay espacio para desarrollar todos estos aspectos.
Las cinco características que definen nuestro modelo como fuerte son que incluyen en el cálculo básico la posibilidad de que la RB:
La utilización de este modelo fuerte asegura cuatro de los objetivos que están en la base de la elección de este modelo:
La RB se orienta a la satisfacción de las necesidades de las personas de una sociedad. Y se plantea que éstas dispongan de los medios materiales necesarios para ello. No obstante, las necesidades no se resuelven todas en el ámbito individual, sino que requieren la existencia de bienes colectivos. Por ello, nuestra concepción de la RB supone reforzar también la provisión de éstos. Con este objetivo se plantea que, de los fondos totales dedicados a la Renta Básica, se dedique una parte (en este trabajo el 20% del Fondo RB) a la satisfacción de las necesidades colectivas, en lugar de la distribución individual. Esta dedicación de una parte de la RB a la inversión de índole colectiva responde a dos finalidades premeditadas: recuperar las virtudes que tiene el uso de los bienes públicos frente a todo el discurso actual dominante de ensalzar el individualismo y, asimismo, instituir los medios por los cuales los ciudadanos puedan participar en las decisiones de asignación de los recursos. En si misma, la naturaleza de la RB es de carácter colectivo; esto quiere decir que contiene la expresión de la voluntad colectiva de asumir la necesidad de proteger y asegurar el bienestar de las personas consideradas como individuos sociales.
modelos débiles, o parciales, son aquellos que modifican alguna de las características que definen la RB. Es decir, se concede la RB únicamente a una parte de los ciudadanos o a la familia; casi siempre por un importe bastante menor que el del Umbral de Pobreza; y a veces exigiendo alguna contraprestación por parte del ciudadano/a sujeto del derecho; son mecanismos mucho más limitados de organización social en relación con el modelo fuerte que defendemos. Además, aunque los modelos débiles son políticamente más fáciles de implantar, violentan los principios de individualidad, universalidad e incondicionalidad, limitando los objetivos y reduciendo ostensiblemente el bienestar de los ciudadanos que se pretende conseguir con el modelo fuerte. Si tomamos la Tabla 2, y aplicamos el criterio de Pobreza Severa en vez del Umbral de Pobreza, comprobamos como con el 25% del PIB cubrimos las necesidades de RB de toda la población; la medida es más barata, pero perdemos nuestro objetivo de erradicar la pobreza de las personas empobrecidas.
Todavía se podría ir suavizando más el modelo, pero esto nos llevaría a seguir violentando mucho más nuestras propias premisas. Es decir, cualquier modelo de carácter familiar introduciría el control y el gasto burocrático, con lo que la RB ya no sería incondicional ni un derecho individual. El Programa Interdepartamental de Renda Mínima d'Inserció (PIRMI), nos va servir de un primer ejemplo para ilustrar las limitaciones de los modelos débiles:19
Esto implica que las limitaciones y las diferencias cualitativas entre el derecho ciudadano a la RB y los programas sociales del tipo rentas mínimas de inserción (RMI), como es el caso del PIRMI (y el explicado del IN), sean considerables:
En las Tablas 2 y 3 presentamos las diferencias que existen entre el modelo básico fuerte y la posible aplicación de modelos débiles:
Distribución según el Mercado | Intervención del Estado | Distribución conRenta Básica | |
---|---|---|---|
Rentas del Trabajo | 46,5 | ||
Rentas del Capital | 34,5 | 38,6 | |
Rentas del Estado (*) | 7,6 | ||
Consumo de capital fijo | 11,4 | 11,4 | |
A Fondo Renta Básica | 100,0 | 50,0 | |
* Individual | 90,0 | 45,0 | |
* Colectiva | 10,0 | 5,0 | |
PIB a precios de mercado | 100,0 | 100,0 | |
Para la Inversión (media anual 1993-1999) | 21,0 | 21,4 | |
Para el Consumo | 79,0 | 78,6 | |
(*) Impuestos a la producción y la importación menos Subvenciones de exportación y a la importación | |||
Fuente: Elaboración propia con datos de Contabilidad Nacional de España. Base 1986. INE 1998 |
Mes | Año 2000 | % sobre SMI | |
---|---|---|---|
Invalidez | 91.200 | 1.276.800 | 129,0 |
Jubilación | 91.000 | 1.274.000 | 128,7 |
Viudedad | 56.500 | 791.000 | 79,9 |
Orfandad | 33.800 | 473.200 | 47,8 |
Favor a familiares | 41.700 | 583.800 | 59,0 |
Pensión media | 79.400 | 112,3 | |
Subsidio de paro | 72.000 | 1.008.000 | 101,9 |
PIRMI en Cataluña | 47.500 | 570.072 | 67,2 |
UMBRAL DE POBREZA | 87.552 | 1.050.624 | 123,9 |
Pobreza Severa | 43.776 | 525.312 | 67,2 |
SALARIO MINIMO INTERPROFESIONAL | 70.680 | 989.520 | 100,0 |
Aún siendo todos estos casos ejemplos de modelos débiles, y siempre que queden claras sus limitaciones, reconocemos que es muy importante destacar el avance y la evolución que marcan en el camino hacia la implantación de una propuesta anticapitalista de la RB. También forman un contrapunto para todas aquellas personas que pensamos que la RB no sólo es éticamente deseable, sino que es asimismo económicamente viable. Sabemos que los derechos se ganan paulatinamente, y que el camino se hace al andar.
Algunos grupos sociales solicitan la creación de lo que denominan Salario social por el cual los trabajadores sin empleo ni subsidio de paro recibirían una prestación económica Esta reivindicación no es la misma de la de la Renta Básica.
No está de más recordar que, cuando una persona trabajadora carece de ingresos, no encuentra empleo y ha agotado la percepción del subsidio de paro, solicita del Estado el subsidio de paro no contributivo. Los beneficiarios que consiguen esta prestación social actualmente, por suponer una ayuda asistencial, no tienen que realizar ninguna tarea como contraprestación por la misma. Por tanto, nos parece una equivocación rebautizar el subsidio de paro no contributivo con el término de salario social, puesto que el término salario implica siempre una contraprestación en horas de trabajo. Todo ello conlleva el peligro de identificar salario social con la exigencia de que el beneficiario haya de realizar alguna contraprestación a cambio. Si el Estado, cuando concede el subsidio de paro no contributivo no exige ninguna contraprestación, ¿por qué han de reclamarla los movimientos ciudadanos, sindicales o políticos, supuestamente de izquierdas
En el modelo fuerte, uno de los objetivos de la RB es la erradicación de la pobreza, castigo del sistema capitalista y, para ello, se establece que la cantidad que ha de percibir cada ciudadano beneficiario sea por lo menos, igual a la que viene determinada por el umbral de pobreza. Frecuentemente se nos dice que, si no hubiera pobreza, la RB no tendría justificación para implantarla. Por tanto no tendría tampoco sentido defender la RB como un derecho ciudadano al margen de esta injusticia social. No obstante, por ser un derecho ciudadano, la consecución del derecho ciudadano a la renta básica nada tiene que ver con el nivel de riqueza o pobreza, empleo o paro, que puede estar experimentando cada persona y la economía de un país. La RB es una propuesta que sirve lo mismo para los ciudadanos ricos que pobres; cada uno tiene derecho a una parte igual de la renta que produce. No hay que confundir la necesidad de eliminar la pobreza con el derecho generalizado a que cada persona nazca protegida por un entorno de seguridad económica, por la Renta Básica.
El peligro del IN para la RB merece un tratamiento más extenso que los tres anteriores. Especialmente por que puede ser este el instrumento que está actualmente diseñando el PSOE con el nombre de Renta Básica de Ciudadanía. Existe un parecido en los nombres, y quizá hasta una voluntad similar en el diseño del concepto en la declaración de principios; sin embargo, es casi seguro que el mecanismo que se aplique al final sea una variante del IN y no un modelo de RB.
Históricamente, la idea de implantar un impuesto negativo comenzó a debatirse en los EE.UU. al comienzo de los 60s con el redescubrimiento de la pobreza, y del fracaso de los programas de ayuda social creados contra la desigualdad: "El sistema actual de ayuda pública ha fallado. Inadecuado en su cobertura y beneficios, perverso en sus incentivos, potencia aquellas desigualdades que intentaban eliminar", sentenciaba James Tobin.27 Hasta entonces, sólo se concedían subsidios a las familias muy pobres y en las que ningún miembro de la misma trabajaba (enfermos, madres solteras con niños a su cargo, etc.). Si alguien tenía empleo, en general se le eliminaba la subvención, o, en algunos casos, se le descontaba de la misma un dólar por cada dólar que ganaba con su trabajo (que es como si le pusieran un impuesto del 100% sobre sus nuevos ingresos). Con este sistema, la familia que estuviera recibiendo un subsidio y empezase a trabajar no mejoraba sus ingresos con su empleo (a menos que tuviera un salario alto, lo que no era frecuente); lo que desanimaba a las familias que cobraban subsidio a buscar empleo, por lo que el trabajo era desincentivado.28 Ello llevó a buscar un sistema que motivara para el trabajo y que al mismo tiempo fuera reduciendo el importe del subsidio.
Algunos economistas de talante conservador, entre ellos Friedman, propusieron entonces el llamado IN para completar los ingresos de las familias pobres, como una propuesta de coste económico relativamente moderado y que evitase la disminución del incentivo para la actividad laboral. El IN pretende combinar la percepción del subsidio con el estimulo al empleo al permitir que los ingresos que se puedan percibir por el trabajo sean adicionales al subsidio hasta un cierto importe.
Toda persona/familia debe tener garantizado un cierto nivel mínimo de ingresos, y, si no los obtiene por sí misma, la sociedad tiene que proporcionárselos. Además, cada vez son más los casos de remuneraciones tan bajas por el trabajo que, aunque algún miembro de la familia trabaje, no se llega al mínimo familiar establecido, por lo que los ingresos deben ser socialmente completados. Por tanto, a todas estas familias se les concede un subsidio que asegura dispongan del nivel de ingresos mínimos. Este subsidio es el que se considera como 'impuesto negativo': los que tienen ingresos por debajo del nivel considerado de equilibrio cobran un subsidio, que es lo mismo que un impuesto negativo, mientras que los que tienen ingresos por encima de dicho nivel pagan los impuestos habituales.
Pero las ayudas a las familias pueden tener repercusiones negativas en la motivación para el trabajo de sus miembros, los que viven bien siempre piensan que los pobres son vagos, por lo que hay que dar ayudas que no desmotiven sino que incentiven a trabajar. Si alguien en la familia trabaja y al mismo tiempo se les elimina el subsidio por el mismo importe de lo que cobran por su trabajo es obvio que no tendrán incentivos para ir a trabajar. Por el contrario, si con los subsidios se asegura a las familias unos ingresos mínimos, pero además se permite que trabajen sin disminuir del todo los subsidios tendrán más estímulos para trabajar; los estímulos fiscales habituales de menores tipos impositivos o mas exenciones, a los pobres no les llegan porque no ganan lo suficiente, por lo que no sirven como tales y hay que buscar otros estímulos. De forma que, si por cada dólar que ganan entre el mínimo garantizado y un nivel de ingresos que se considera adecuado (umbral de equilibrio) les descuentan sólo una parte del subsidio por cada dólar que ganan; de esta forma, tendrán un mínimo muy bajo asegurado y el estimulo para trabajar pues obtendrán ingresos más altos que si no trabajasen.
Para la puesta en práctica de esta filosofía se han propuesto variados sistemas, pero esencialmente todos ellos consisten en un mecanismo por el que por cada dólar que ganan con el trabajo se les descuenta menos de un dólar en el subsidio (en la práctica oscila desde el 0,66 al 0,33 de descuento por dólar, con lo que se quedan con 0,33 o 0,66 por cada dólar que ganan),29 hasta que se llegue al umbral de equilibrio o break even point. Lo que es lo mismo que considerar que, en este tramo, perciben la subvención y, de los nuevos ingresos por el trabajo, pagan un impuesto igual al descuento en la subvención. A partir del umbral de equilibrio tienen que pasar a pagar impuestos positivos como todos los ciudadanos.30
El Gráfico 1 y la Tabla 2 ilustran los rasgos esenciales del IN. La Administración fijaría un mínimo de ingresos o colchón, debajo del cual una familia,31 si no tenía ningún ingreso, tendría el derecho a percibir periódicamente una cantidad mínima, o renta garantizada; por ejemplo, Tobin partía de 2.600 dólares para una familia de cuatro personas. Cuando una familia comenzase a trabajar y, por tanto, tendría ingresos positivos (mayores que cero) continuaría recibiendo subsidios de la Administración pero, por cada dólar que ganase, se le reduciría su subsidio en 0,5 de dólar, lo que supondría quedarse con la mitad de lo que obtenía por su trabajo a la vez que sus ingresos aumentaban; el sistema continuaba hasta que sus ingresos totales (incluyendo los subsidios) alcanzasen un determinado umbral de ingresos; en este caso 5.200 dólares (límite del campo negativo del modelo fiscal).
Es decir, los subsidios para las familias con ingresos positivos por encima de los $2.600 estaban sujetos a una deducción, pero menor que uno. Que, en otros términos puede considerarse que es lo mismo que si la familia en cuestión cobra el subsidio y paga por los ingresos de su trabajo un impuesto menor que la unidad. De forma que el Estado paga el subsidio y cobra un impuesto al mismo tiempo (Véase Tabla 2). La aportación neta del Estado es menor a medida que la familia gana más, y cuando llega al umbral de ingresos el subsidio es eliminado. Una vez alcanzado este punto donde los ingresos ganados por la familia son 5.200 dólares, cualquier dólar extra que gane pasará a estar sujeto a un impuesto positivo (campo positivo del modelo fiscal); en este caso el que está establecido oficialmente por la Administración. James Tobin define estos dos campos, el positivo y el negativo, como la simetría del sistema fiscal.32
La Tabla 4 ilustra los rasgos esenciales del IN. Esta última presenta un ejemplo numérico de la progresión decreciente de la aportación estatal en subsidios a medida que se obtienen unos ingresos mayores por el trabajo. Al llegar al umbral de equilibrio (5.200 dólares) se agota el campo negativo del sistema fiscal, y la familia pasa al campo positivo de la fiscalidad y ha de contribuir según los tipos en vigor.
FAMILIA | ESTADO | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Ingreso Bruto | Más Aportación Bruta del Estado | Menos el 50% del impuesto/deducción del subsidio | Ingreso Disponible | AportaciónBruta del Estado | Menos el 50% cobrado por el impuesto/deducción del subsidio | Aportación Neta del Estado |
0 | 2.600 | 0 | 2.600 | 2.600 | 0 | 2.600 |
1.000 | 2.600 | 500 | 3.100 | 2.600 | 500 | 2.100 |
2.000 | 2.600 | 1.000 | 3.600 | 2.600 | 1.000 | 1.600 |
3.000 | 2.600 | 1.500 | 4.100 | 2.600 | 1.500 | 1.100 |
4.000 | 2.600 | 2.000 | 4.600 | 2.600 | 2.000 | 600 |
5.000 | 2.600 | 2.500 | 5.100 | 2.600 | 2.500 | 100 |
5.200 | 2.600 | 2.600 | 5.200 | 2.600 | 2.600 | 0 |
Dentro del IN, una propuesta que merece atención es la desarrollada por James Tobin. Este Nóbel de la Economía sugiere que se prolonguen los subsidios desde el umbral de ingresos hasta alcanzar el umbral de los ingresos disponibles. Esencialmente, su plan parte también de la concesión de una renta garantizada a cada persona, sea hombre, mujer, o niño, pero ampliando el área de los subsidios. La manera de integrar esta ampliación de los subsidios dentro del esquema del IN se desarrolla en el Gráfico 1. Según esta propuesta, la familia declarante, compuesta por dos adultos y dos niños,33 y sujeta a un tipo de impuestos del 50%, continuaría percibiendo subsidios del Estado hasta alcanzar los $6.144, establecidos por el umbral del ingreso disponible, como muestra la línea CD. Lo singular del plan de Tobin es que combina e integra la parte del impuesto negativo con la parte del sistema del impuesto positivo, de forma que las familias con ingresos entre los $5.200 y los $6.144, no sufran tampoco una penalización por cada dólar extra ganado. Por ejemplo una familia que tuviese un ingreso de $5.201, pasaría a un tramo superior y tendría que pagar 322 dólares de acuerdo con el sistema actual por ese dólar extra ganado, con lo cual su ingreso disponible descendería a $4.879, una penalización que llevaría al sustentador a rechazar la posibilidad de trabajar y aumentar sus ingresos. De esta forma, la ampliación del campo negativo hasta el punto D permite que las familias sigan buscando ingresos hasta alcanzar el umbral del ingreso disponible.34 A partir de este umbral, los ingresos que vaya sumando la familia quedarán sujetos al sistema fiscal corriente; prolongación de la línea ADB. Como tantas otras, esta propuesta no fue aplicada.
El IN ha sido aplicado en varios lugares de EE.UU. y Canadá. Pero sin duda, la aplicación más conocida y comentada es el experimento llevado a cabo en New Jersey, EE.UU. donde en 1968 se estableció el New Jersey Pennsylvania Negative Income Tax Experiment. El experimento iba más dirigido a la investigación que a la implantación de una política específica y, dado su carácter experimental, se planteó para que durara sólo hasta 1972.
De partida, hay que señalar como el propio organismo encargado de iniciar este ensayo, la Office of Economic Opportunity (OEO), ya tenía sus dudas sobre la posible viabilidad política. Pensaban, y después se confirmaría, que la mayoría de los miembros conservadores del Congreso se opondrían argumentando:
Después de interminables discusiones y superadas temporalmente estas reservas, la propuesta se puso en práctica en Trenton, New Jersey, a finales de 1968, proyecto que duraría hasta 1972. El término de referencia a sondear en el estudio sería: Cuál iba a ser la respuesta de la mano de obra de las familias ante la implantación del impuesto negativo. Para poder convencer a los Congresistas conservadores, se añadieron otros objetivos subsidiarios, tales como conocer los posibles efectos que tendría el IN en las pautas de consumo, la salud, la estabilidad familiar, etc.
La muestra de la familia-tipo objeto de estudio quedó definida por las siguientes características: las familias habían de ser de acuerdo con los requisitos estipulados: el principal sustentador había de ser un hombre, con edades entre 18 a 58, y con ingresos por debajo del 150% del umbral de pobreza definido por el Gobierno (Bureau of Labor Statistics). Se eligieron 1.300 familias, de las cuales la mitad formarían el grupo experimental, es decir, serían las que percibirían el IN, y la otra mitad formaría el grupo de control, familias a las que se les preguntaría cada cuatro meses como si también recibiesen el IN, para comprobar sus reacciones ante el experimento: horas de trabajo, nivel salarial, los ingresos de otros familiares u otras fuentes no laborales, tipo de consumo, actitudes, etc.
Sin duda, lo más destacado del ensayo en New Jersey son sus resultados. Entre ellos, el más importante a distinguir es la falta de pruebas que evidenciase la temida holgazanería atribuida a esta clase de ayudas sociales. Es verdad que una parte muy pequeña de la oferta de mano de obra femenina se retiró del mercado de trabajo, pero fue compensada por un aumento de la mano de obra masculina. Investigadas estas oscilaciones, los responsables del proyecto encontraron que la causa de tal descenso se debía a que las mujeres casadas en edad de tener familia aprovecharon esta ayuda en forma de impuesto negativo para tener niños, y que era restablecida por el aumento de la mano de obra de los maridos con objeto de equilibrar la caída de ingresos familiares.
Corolario. La familia, uno de los pilares morales de la sociedad norteamericana que más valoran los Congresistas conservadores de este país, se ampliaba gracias a una medida social que ellos mismos vituperaban y ponían en cuarentena.35
Otro dato a no perder de vista. El coste total de este experimento ascendió a unos 7,6 millones de dólares, de los cuales menos del 32% se dedicó a la ayuda de las familias pobres; el 68% del programa fue absorbido por el gasto del control y la burocracia envuelta en la investigación: académicos (economistas, sociólogos, psicólogos), encuestadores, trabajadores sociales, informáticos, personal administrativo, etc. (Tabla 5)
A. Administración e investigación | ||
---|---|---|
Matemática - Universidad de Princeton | 4,426,858 | |
IRP - Universidad de Wisconsin | 812,648 | |
Subtotal | 5,239,506 | 68,0% |
B. Pagos a las familias pobres | 2,375,189 | 32,0% |
Total Impuesto Negativo | 7,614,695 | 100,0% |
Fuente: Rossi $ Lyall. Trab. Cit., p. 11. |
Para los Friedman, Milton y Rose, padres del IN, pero no los únicos, este modelo tiene las ventajas siguientes:
De acuerdo con las características establecidas por estos destacados economistas, el sistema del IN resalta algunos de los rasgos que merecen atención: a) la pobreza se define esencialmente en términos de carencia de ingresos, aunque esta definición no aborde el porque de esta insuficiencia, no explique las causas que la originan; y b), simplifica la administración y los costos de los programas de bienestar, al sustituir toda la farragosa batería de ayudas sociales por el IN.
A su vez, al comparar el concepto y el modelo fuerte de Renta Básica con el IN, podemos contrastar y apreciar sus diferencias:
En el fondo, el IN no es otra cosa que un instrumento fiscal pensado para aliviar la pobreza, pero con el mínimo esfuerzo en términos de redistribución de la renta.37 Por el contrario, la RB tiene, entre sus objetivos prioritarios, el erradicar la pobreza, y no únicamente la de aquellas familias que trabajan y ganan salarios de subsistencia, sino también la de todos los ciudadanos, incluyendo aquellos colectivos que jamás podrán pasar por el mercado de trabajo. En definitiva, el Impuesto Negativo es una propuesta que encaja más con las políticas neoliberales de Gobiernos conservadores y social-liberales, mientras que la Renta Básica responde a políticas más redistributivas de Gobiernos con talantes más equitativos.
Para Marx, el concepto de justicia es un concepto jurídico, que cumple dos papeles: en el primero, la justicia está totalmente determinada por las exigencias del modo de producción dominante; y en el segundo, la justicia es sinónima de ley. Asimismo afirma que los derechos humanos no son más que simples instrumentos de la clase dominante para conseguir y defender sus propios intereses. Además, aunque el autor los considera positivos, remarca que por ello no son transcendentales o eternos.
De todas formas, Marx acepta que hay que utilizar las instituciones y los derechos legales burgueses para conseguir la transformación de la sociedad capitalista. En este sentido, la utilización de los derechos burgueses puede y deben ser ejercidos como instrumentos de lucha para la emancipación del ciudadano político, en primer lugar, y finalmente absoluta del género humano. Marx no oculta si visión instrumental de los derechos burgueses, dejando bien explícita su posición: "la demanda de mayores salarios y menos horas laborales han sido siempre las reivindicaciones que permitieron a las clases oprimidas tomar conciencia de su realidad... dado que las relaciones reales de producción y poder quedan más al desnudo en aquellos conflictos políticos en los cuales la clase obrera luchó contra las injusticias sociales". Estos conflictos representan las locomotoras políticas de la historia". (Marx-Engels Selected Works; La lucha de clases en Francia, 1:217) A su vez, considera que la huelga tiene la capacidad de desvelar un conjunto de mecanismos e instituciones de represión puestas al servicio de los empresarios, como son los juzgados, la policía, el ejército y los medios de comunicación, lo que pone al descubierto el carácter sistémico de la explotación capitalista.
Pero, a pesar del papel positivo de estas reivindicaciones, hemos de evitar caer en la trampa del reformismo. Es increíble, advierte, que haya "sindicatos que continúen reivindicando únicamente una tasa de explotación más suave y no la abolición del sistema salarial". (Marx-Engels Selected Works; Salarios, Precios y Beneficios; 1:446) Pero remarca también que las luchas transformadoras han de estar enfocadas especialmente a conseguir modificaciones en la base material (producción y consumo), y en la conciencia de los trabajadores y ciudadanos; han de asumir que la emancipación llega con la destrucción del sistema capitalista, y no con la aceptación de unos derechos que no pasan de ser guardianes de una situación exclusivamente legal.
Este planteamiento permite profundizar en la justificación ética de la RB para quienes parten de una idea de la justicia (o de la no-justicia) de tipo marxista. Para estos, la razón ética principal para reivindicar la RB consiste en que la misma puede ser un importante instrumento de transformación del sistema capitalista hacia un sistema más justo (un sistema de índole colectivo), un vehículo de cambio que conduzca a alterar las bases materiales, el sistema de producción e intercambio del sistema basado en la propiedad privada.
Una vez considerada como un derecho ciudadano, y mientras la estructura social básica sea capitalista, la RB puede jugar una doble tarea. Por una parte, y vinculada a la justificación liberal, dicho derecho puede desempeñar únicamente un papel legitimador, a la manera que están actuando las reivindicaciones laborales habituales. Por otra parte, utilizada con la voluntad de transformación social, de participación ciudadana, puede convertirse en un poderoso instrumento de cambio hacia sociedades donde se pueda vivir una verdadera emancipación. Poderoso mecanismo porque incide y pone en cuestión un elemento esencial del sistema, que es el del paso obligatorio por el mercado de trabajo para tener acceso a las rentas, al bienestar individual y social de las poblaciones. El capitalismo requiere que el no propietario de medios de producción tenga que trabajar imprescindiblemente. La RB permite que esta exigencia del capitalismo se debilite profundamente, e incluso que desaparezca, si solo se pretende un consumo básico. Al convertir la obligación al trabajo en un genuino derecho al trabajo proporciona a la RB una dimensión en profundidad y alcance que la convierte en un instrumento privilegiado, no para suavizar el sistema, sino para transformarlo.
Es también relevante tratar la aportación que una propuesta de este tipo puede suponer para la movilización de la ciudadanía, en un momento como el actual, donde, tal y como analizábamos al inicio, la mayoría de los derechos y posibilidades para desarrollar una vida con dignidad se ven fuertemente agredidos.
Así pues, en términos de movilización ciudadana, no cabe duda que la lucha por la implantación de la RB tiene la particularidad de poder articular un proyecto político común y de responder a los intereses materiales y sociales de colectivos y organizaciones tan distintos como pudieran ser las integradas por:
Por su carácter transversal, la RB tiene además la ventaja y el atractivo de poder aglutinar a la mayoría de los movimientos que componen la izquierda: el movimiento sindicalista; el movimiento entorno a la economía social; el movimiento feminista; el movimiento ecologista; el movimiento okupa; el movimiento contra el paro, la pobreza y la marginación; los movimientos por la profundización democrática y los derechos humanos; el movimiento estudiantil; el movimiento antimilitarista, el movimiento en torno a papeles para todos, etc. Es decir, la RB aborda una multitud de intereses comunes, los cuales pueden servir como punto de partida para conseguir una serie de acuerdos y establecer una acción movilizadora conjunta, a través de la elaboración de un programa común de objetivos mínimos. La materialización de una movilización colectiva de esta envergadura es uno de los aspectos más importantes a destacar: "La potencialidad crítica para un cambio social se concentra más en la posibilidad de lanzar un movimiento social que en lo que el movimiento pueda conseguir... Para aquellas personas que están por la transformación de la sociedad han de ser más importantes los instrumentos de acción colectiva que se van consolidando que los propios resultados parciales que se van consiguiendo". (Robert Cox)
En estos momentos, en los que vivimos / padecemos las consecuencias de la globalización capitalista, la izquierda no debiera menospreciar la fuerza subversiva que contiene la Renta Básica para luchar contra el poder del capitalismo.
Dependiendo de como sea formulado el planteamiento de la Renta Básica de Ciudadanía hecho por el PSOE, este puede convertirse en una amenaza para la RB, en el sentido de que puede trasladar a la ciudadanía un concepto y prometer unos resultados que, por su contenido, sean imposibles de alcanzar. De hecho, mientras el Manifiesto Ideológico del PSOE38 proclama conseguir a medio plazo él "garantizar un acceso equitativo de todos los ciudadanos a una Renta Básica de Ciudadanía, es decir, a unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos con carácter universal e incondicional, y que se constituya como el mínimo vital de subsistencia que toda persona o familia necesita para vivir", a continuación se incluyen una serie de observaciones que ponen en cuestión y desvirtúan las características que dan riqueza social y potencia de lucha a la RB. Dicho de otra manera, mientras esa RBC universal e incondicional se plantea que llegará con el tiempo, lo que a continuación se especifica claramente en el Manifiesto es que, de momento, por ahora, será el mercado de trabajo y las situaciones de necesidad las que decidan quién percibirá la RBC; "en los casos en que el mercado provea de los medios económicos que se necesitan para la subsistencia (la renta), el Estado debe respetarla excluyéndola de la imposición personal. En aquellos otros en que esto no sea así y se generen situaciones de necesidad, el Estado redistribuirá renta hasta ese nivel mínimo igual para todos".
Por tanto, no caben dudas. Una cosa es el puedo prometer y prometo una RB (predicar), y otra es el después me descuelgo con una variante de IN (dar trigo). Estos son los trucos de los programas electorales. Es de temer que, para conseguir votos, el programa electoral del PSOE encienda una vela a las clases medias y adineradas con la propuesta de la reducción de los impuestos vía un tipo único; y encienda otra para conseguir votos de las clases obreras y populares con la RBC. Es decir, nos inclinamos a pensar que la propuesta de la RBC tendrá más que ver con el Impuesto Negativo que con lo que aquí entendemos y defendemos por modelo fuerte de RB. Por ahora, lo deducimos de tres fuentes:
No cabe duda de que hay que esperar a su redacción definitiva, ya que todos estos comentarios, opiniones, y propuestas adolecen de una enorme ambigüedad. Ambigüedad que no deja de ser política y correctamente calculada. Las elecciones todavía están lejos y no hay por que quemar etapas. Por tanto, en el supuesto que responda a los indicios mencionados, la RBC no sería individual ni incondicional, en el sentido de ser independiente de los ingresos, del paso por el mercado de trabajo, y de la contraprestación. Tampoco sería universal, en el sentido de que no es un derecho a percibir por todos los ciudadanos, independientemente si declaran o no, aportan o no al erario público, son ricos o pobres. Habrá que esperar a su elaboración final.
Después del giro de ciento ochenta grados dado por el PSOE, otros partidos comienzan a sensibilizarse con la propuesta del derecho ciudadano a la RB. En un simposio celebrado hace poco en Barcelona sobre la "necesidad de una seguridad económica básica", varios partidos principian a acercar posturas a la RB:
En fechas posteriores, fueron, y seguirán, apareciendo nuevas puntualizaciones, unas en el sentido del nosotros también, otras en el del nosotros ya la habíamos incorporado antes al programa, etc.
De todas formas, y aunque de momento se queden en una lectura tímida y con modelos débiles, estas posiciones podrían ser consideradas positivamente, siempre y cuando se constituyan en pasos previos hacia el desarrollo del modelo fuerte de la RB. Más que nada provechosas, si tenemos en cuenta lo que supone romper con el silencio que estos partidos mantenían, cuando no la oposición más hostil, a la RB. Por alguna parte se empieza, en algún momento tenían que aproximarse a la idea de la renta básica50 que, en sus versiones parciales ya se está poniendo en práctica en algunos países y comunidades concretas (Véase Recuadro 1). Pero todo este cambio de actitudes políticas precisamente reclama más que nunca la necesidad de presentar y evaluar la RBC y las posibles variantes que para ella se proponen en sus verdaderos términos, y en lo que consideramos su capacidad de incidencia real en la actualidad. Se trata de evitar de que no nos vendan humo. Por esta razón, de momento, no nos olvidamos de aquella expresión que nos aconseja prudentemente Henry George: ¡cuidado con los políticos!, que "siempre son donantes generosos de limosnas".
Entre los comentarios que hace Margarita Sáez-Diez al Manifiesto Ideológico Ciudadanía, Libertad y Socialismo del PSOE, dice lo siguiente: "va a ser el Grupo de Septiembre el que va a acuñar el concepto de renta básica de ciudadanía, que se reclama como una cosa primordial en el manifiesto socialista".51 Con toda consideración y modestia, quizás sea esta una buena ocasión para recordar a la distinguida periodista y a los miembros del llamado Grupo de Septiembre, que el término Renta Básica (RB), así como su posterior desarrollo conceptual, lo ha acuñado este autor. Véase José Iglesias Fernández, Del reparto del trabajo al reparto de la renta, Mientras tanto, Núm. 61, primavera de 1995 y trabajos posteriores. Así mismo, en noviembre de 1998, se celebraron en Barcelona las Primeras Jornadas sobre el Derecho Ciudadano a la Renta Básica, en las que participé como uno de los principales organizadores y ponentes; y en diciembre de ese mismo año se publicaba mi libro El derecho ciudadano a la renta básica. Vinculada a estos acontecimientos, en el invierno de 1999 nacía la revista Cuadernos renta básica, que dirijo desde entonces, a la vez que constituíamos por esas mismas fechas la Mesa Cívica por la Renta Básica en Cataluña. Creo que son vocablos, hechos y fechas que se pueden verificar y que son bastante anteriores a la aparición del citado Grupo, del mencionado Manifiesto Ideológico, y de la combinación de voces que aparecen en el término Renta Básica de Ciudadanía.Por tanto, si hemos de ponerle padrino a los términos, según mi conocimiento, puedo afirmar que los escasos escritores que escribieron o tradujeron el término inglés Basic Incomeal castellano, hasta hace muy poco tiempo, usaban vocablos del tipo ingreso ciudadano, ingreso universal, subsidio universal garantizado,subsidio ciudadano, salario social, salario ciudadano, renta individual universal, renta social, etc; pero ningún autor había traducido al, ni previamente utilizado en castellano, la expresión inglesa basic income como Renta Básica (RB). Es más, casi todos los autores que se sumaron antes o después a la propuesta de la RB se resistieron bastante tiempo a adoptar estaexpresión y este acrónimo. De hecho, hay todavía autores que continúan empleando y simultaneando en un mismo artículo estos términos con el de RB, y seguramente otros nuevos que irán apareciendo.