A xeneración da Plazuela do Correxidor

Aparte de venir de calles tan “lejanas” para nuestra edad, como son Nespereira, Rua do Villar y Cervantes, o de barrios como A Ponte, Ervedelo y Mariñamansa, la Plaza del Corregidor(*)  de la ciudad de Ourense fue el lugar de encuentro de todos los niños y niñas nacidas en las calles adyacentes entre 1930 y 1936: ruas do Viriato, do Páxaro, da Lúa, dos Fornos, do Pizarro, de San Francisco, da Estrela, das Froles, de San Pedro, da Unión, Plaza do Trigo, de San Martiño, das Tendas, da Paz, Plaza do Ferro, do Lepanto, do Austria, e do Gravina. La Plaza del Corregidor fue el centro ciudadano, la escuela natural, donde convergía, crecía y se desarrollaba la vida infantil procedente de todas estas calles. 

En la cotidiana vida de la Plaza, lo primero que aprendimos fue a compartir el hambre y superar las carencias materiales y afectivas que llegaron durante y después de la Guerra Civil; todos nosotros éramos de familias muy humildes y con padres combatiendo en ambos bandos. También aprendimos a jugar sin juguetes, así como las artes y oficios con los cuales nos ganaríamos la vida; a cimentar nuestra propia cultura golfa, sin dejar de participar en las actividades culturales institucionalizadas; a descubrir la grandeza de la amistad, la ternura de los primeros amores, y el misterio del sexo, siempre bajo la atenta preocupación de lo que entendían nuestros mayores por bueno y malo, legal e ilegal, lícito e ilícito; por entonces, el sexo era malo para la salud, e ilícito moralmente.

Asimismo, a nosotros nos tocaría instruirnos personalmente en lo que habríamos de considerar y juzgar como justo o injusto. Más tarde, el desarrollo natural de nuestra propia madurez nos separaría; pero ese aprendizaje emotivo / material, iniciados en aquella temprana edad na plazuela do Correxidor, están / estarán siempre, perdurablemente, en la base de nuestras vidas. 

Para todos, para cada uno de aquellos niños y niñas, donde estén hoy, ya hombres y mujeres, quiero dejar aquí el testimonio de mi especial recuerdo y mayor agradecimiento, por ese aprendizaje y esa convivencia que hemos vivido / compartido juntos, durante todo ese tiempo inolvidable.